Periodos vulnerables

Períodos vulnerables de la vida para desarrollar obesidad

Período prenatal: durante la vida fetal la nutrición no sólo influye en el tamaño, composición y forma del cuerpo, sino también en la capacidad de manejar los nutrientes. Se han relacionado patrones de crecimiento intrauterino con el riesgo de obesidad abdominal (visceral) y comorbilidades (enfermedades) en la vida adulta.

Período de 5 a 7 años: en esta etapa el IMC aumenta rápidamente, pero no se conoce del todo si este aumento en la adiposidad se asocia con la aparición posterior de obesidad visceral.

Adolescencia: la autonomía de esta época de la vida conlleva inactividad y cambios a veces nefastos en la alimentación.

Adultos jóvenes: suele producirse una importante disminución de la actividad física más precozmente en mujeres.

Postparto: muy variable dependiendo del peso ganado durante la gestación, sin embargo, en países desarrollados se ha visto una pérdida de peso en mujeres con embarazos consecutivos separados por cortos períodos de tiempo.

Menopausia: la pérdida de la menstruación afecta a la ingesta y disminuye ligeramente el consumo metabólico, sobre todo por la inactividad física.

Abandono del hábito tabáquico: el aumento de peso que se produce por el efecto intrínseco del tabaco no debe superar los 2 ó 3 kg  y los beneficios al dejar de fumar superan el riesgo de un leve aumento del IMC.

Hábito etílico: no se puede almacenar el alcohol en el organismo y su oxidación prevalece sobre los demás alimentos, provocando que una mayor proporción de energía del resto de la ingesta sea acumulada. Se relaciona con una mayor grasa abdominal. El etilismo grave se asocia con individuos delgados, probablemente por una menor ingesta de alimentos.